Los sellantes dentales actúan como una barrera física para prevenir las caries. Se trata de un material de resina compuesta fluida que por lo general se aplica en las superficies de masticación de los dientes posteriores (premolares y molares), donde el proceso de caries ocurre con más frecuencia.
El cepillado y el uso de hilo dental ayuda a remover partículas de alimentos y placa bacteriana de las superficies lisas de los dientes. Pero las cerdas del cepillo y el hilo dental no llegan hasta el final de las fosas y fisuras que se encuentran en las superficies de molares y premolares. Los sellantes protegen estas áreas vulnerables impidiendo que se acumule placa bacteriana.
Los sellantes son de fácil aplicación. Se aplican directamente en la superficie las fosas y fisuras de las superficies de masticación de los dientes posteriores. Mientras que el sellante se mantenga intacto, la superficie del diente estará protegida. Los sellantes soportan bien la fuerza de masticación normal y pueden durar varios años antes de que se necesita una nueva aplicación. Durante sus visitas regulares al dentista, el dentista puede comprobar el estado de los sellantes y volver a aplicar cuando sea necesario.
La probabilidad de desarrollar caries de fosas y fisuras comienza temprano en la vida, por lo tanto idealmente se debe comenzar con la aplicación de sellantes desde que los niños tienen 6 años, que es cuando aparecen los primeros molares definitivos.
Los ingredientes clave en la prevención de la caries dental y mantener una boca saludable son:
– Cepillado 3 veces al día.
– Limpieza entre los dientes diariamente con hilo dental u cepillo interproximal.
– Comer una dieta balanceada y limitar azúcares.
– Visitar a su dentista cada 6 meses.